domingo, 6 de noviembre de 2011

"Soy animal de fondo"

Últimamente ando bastante metido con Juan Ramón Jiménez, y el título de la entrada no es más que el de un poema de su época más metafísica, que, casualidades de la vida, tiene entre sus muchas interpretaciones algunas que me sirven. Por ejemplo el siguiente fragmento, que resume bastante bien el significado de la entrada:

Y en este pozo estabas antes tú
con la flor, con la golondrina, el toro
y el agua; con la aurora
en un llegar carmín de vida renovada;
con el poniente, en un huir de oro de gloria.
En este pozo diario estabas tú conmigo,
conmigo niño, jóven, mayor, y yo me ahogaba
sin saberte, me ahogaba sin pensar en ti.
Este pozo que era, sólo y nada más ni menos,
que el centro de la tierra y de su vida.
*

Pues bien, hoy, domingo 6 de noviembre, el camino del guerrero que sigo sobre dos ruedas tuvo una nueva parada en el mismo lugar que hace ¿tres? ¿cuatro meses?, aquella vez con ruedas gordas, hoy con ruedas un poco menos gordas. Hablo del Área Recreativa de La Portilla, Llanes, donde dio inicio la challenge asturiana de ciclocross 2011.

Llegaba después de dos carreras más bien pésimas hace dos fines de semana, en Medina de Pomar y Ramales de La Victoria. Dos circuitos nuevos para mí que resultaron ser dos calvarios de baches de esos que tan poco me gustan. Un debut desesperanzador... o lógico, según como lo veas.

Yéndose a lo negativo, no anduve ni p'atrás, pese a llegar en teoría mejor que nunca al ciclocross, y con bici nueva; no tuve ni chispa ni ritmo de competición ninguno de los dos días. Bastante desmotivante... Pero por otro lado, no anduve ni más ni menos de lo que anduve históricamente en circuitos como Grado, Proaza o Corvera (mi último abandono en ciclocross, por cierto), que comparten denominador común con los citados anteriormente: trazados horriblemente botosos.

Como os decía, llegaba a la carrera de hoy con ese panorama mental, y unas ganas tremendas de ver en qué lugar estaba, ver si se confirmaban las buenas sensaciones de los últimos entrenamientos nocturnos (no penseis mal, hablo de ciclocross) o por el contrario volvían las de quince días antes.

Para empezar el clima era como tiene que ser, frío y húmedo por fin después de las asquerosamente calurosas carreras de lo que iba de temporada; y el circuito no le iba a la zaga: un trazado bastante plano, eminentemente de campa, embarrado pero no patinoso, que obligaba a patear en más de un tramo.

La concurrencia era básicamente la gente de la región, faltaba uno tan importante como Daniel Ania, en protesta por la creación de una nueva categoría de carrera en la que se cobra inscripción y no se pagan premios en metálico, pero a cambio aparecía entre los inscritos gente como el gallego Brais Chas.

Entrando en sustancia, la salida fue bastante mala, pero el resto de la primera vuelta dejó claro que las sensaciones y el ritmo eran más que buenos, pronto me coloqué en puestos alrededor de la 10ª plaza, y peleando el podio sub 23. Unos vinieron por detrás y se fueron, como Bruno Prieto o mi compañero Huesque, pude superar a otros, y tuve una lucha divertidísima con mi bestia negra Jorge Blanco, que por primera vez en la historia de nuestros duelos se decantó de mi lado.

Y al final, top 10 y tercer sub 23 (pondría una foto del podio... pero llegué tarde).

Y esas sensaciones que me hacen sentir tan bien, tan vivo, que justifican esto de autoexplotarse por el deporte... Esa sonrisa de satisfacción acompañada por un típico escenario asturiano: cielo color lejía de fondo, mosaico de nubes grises, suave orbayo, mar plomizo y pesadamente tumultuoso. Y esa maravillosa banda sonora que es el disco Californication de los Red Hot Chili Peppers. En casette. Para muestra un botón:



*Para los que no sean muy duchos en lenguaje poético, el pozo soy yo y "tú", la flor, la golondrina y todo eso son las sensaciones, la forma, la potencia que creo poseer en mis músculos.