Los dos días restantes en la capital europea fueron más o menos una colección de escenas costumbristas del turismo bruseliano estándar, lo que mis amigas Carolina y Cristina llaman “La Ruta Bruselense”.
Palacio Real, Pa
Mención aparte para los aspectos culinarios, llámese gofre, llámese pan au chocolat, llámese metraillette (algo así como un bocadillo de plato combinado con extra de mayonesa); sorprendiéndome la malísima oferta de alimentación, al menos en la ciudad: no vi ni un solo restaurante normal, todo eran puestos en la calle con una proporción cercana al 100% de comida no cardiosaludable.
Además de la agradabilísima convivencia con dos amigas a las que hacía demasiado tiempo que no veía, convivencia entendida obviamente en el sentido fisioterapéutico de la palabra (ved las fotos para entenderlo bien).
Dos
Y hablando del metro, no vayais a visitar la estación Eddy Merckx, no tiene ni una miserable estatua. De hecho, solamente tiene fotos de perros.
Fin de la cuarta entrega.
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