domingo, 25 de diciembre de 2011

Nada es imposible. Primera entrega.

Imprescindible lo siguiente como banda sonora:

Os presento una historia de trenes que se cruzan, viajeros que se cruzan y vidas que se cruzan, vertebrada sobre un sueño que se hace realidad, en un tiempo y un lugar irrepetibles. El tiempo y el lugar son Bélgica y diciembre de 2011, el sueño es el mío propio, yo soy Pablo Trabadelo y tuve la osadía de soñar con correr la Copa del Mundo de ciclocross.

Y ahora tengo la osadía de contároslo. Intentaré ser breve.

Día 1: Un reencuentro inesperado.

Damos por sabidos los trámites típicos y nos vamos directos al momento en que se forma la cola en la puerta de entrada del vuelo Santander-Charleroi (Bruselas). Pacientemente espero al final, y atisbo al principio de la cola una mirada exótica que resulta familiar. Buceo en el recuerdo y aparece, dos años atrás, un chico marroquí tirándose a una piscina en la posición de Cristo crucificado, con su escozor pectoral correspondiente. Cursillo de socorrismo, y el inimitable Brahim (si no recuerdo mal, soy ciertamente horrible para los nombres), frente a mí, espejos perfectos sus ojos incrédulos de los míos.

¿Quién iba a pensar que un hombre a quien no veía en dos años se habría casado y mudado a Bruselas, visitado España estos días y cogido el mismo vuelo que yo? Genial inicio de viaje de la mano de una persona genial.

Vuelo sin incidentes, atravesando un mar de proyectiles blancos, y al aterrizaje Centroeuropa nos recibe con la más invernal de sus sonrisas: en lenguaje castizo, una nevada del copón.

Desde ahí, una hora de bus (tardó una hora con la carretera nevada, recordad este dato para la última entrega) hasta Bruselas, estación de Gare du Midi, donde me esperaban mis tres preciosas anfitrionas, dos futuras fisioterapeutas (leonesa y ovetense, más una amiga de esta última) disfrutando de los placeres del Erasmus en la capital de Europa y, por extensión, presuntamente del mundo civilizado.

Taxi a su casa, tres pisos de estrecha escalera de caracol cargando con la bici embolsada, desembolsarla, montarla y a dormir 4 horas.

Fin de la primera entrega.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

traba no demores mucho las siguientes entregas que nos tienes sobre ascuas.

elabueloporretqs dijo...

algo pequeña esa cama pa dormir 4